Hay una famosa frase que dice: ‘Una retirada a tiempo es una victoria.’ La misma se le atribuye a Napoleón Bonaparte, famoso estratega militar y emperador francés de sobra conocido (por lo bueno y por lo malo)
La frase en sí hace alusión a que si las cosas se ponen sobradamente difíciles en el campo de batalla, es mejor replegarse, salvar a la mayor cantidad de gente posible y tener así, al menos, la posibilidad de replantear una nueva estrategia en el futuro.
Y esa, es una de las realidades que nos ha tocado vivir recientemente.
Por mucho que nos pese, nos hemos visto en la tesitura de tener que ‘cancelar’ dos de las experiencias que teníamos en marcha para la segunda mitad del año: Pueblos Remotos Fuencaliente y Pueblos Remotos Antigua 2023.
¿Por qué? Pues no creo que haya una única respuesta para esa pregunta y tenemos muuuuchoooo que analizar en los próximos meses para responder de la forma más completa posible.
Eso sí, dentro de este blog post si que me gustaría compartir de forma transparente algunas de las claves que han podido propiciarlo, así como algunos aprendizajes que queremos compartir desde Pueblos Remotos al respecto.
Apostar por las réplicas en 2023
A comienzos de este año (2023) lanzábamos con muchísimo margen las experiencias de Pueblos Remotos Fuencaliente y Pueblos Remotos Antigua 2023, ambas eran réplicas de las primeras ediciones vividas en 2022 y 2021, respectivamente.
Los motivos de adelantarnos tanto fueron varios:
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Tener margen suficiente para poder promocionar las experiencias con calma (era la primera vez que promocionábamos dos experiencias al mismo tiempo)
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Poner en práctica el feedback recibido en experiencias anteriores, dónde muchos usuarios nos comentaban que el margen para sumarse a las experiencias era muy corto (solíamos empezar la captación un mes y medio ó dos meses antes de las experiencias)
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Poder tener una alineación clara entre la promoción de las experiencias y el resto de iniciativas que íbamos a poner en marcha a lo largo del año.
Todo esto se alineaba muy bien sobre el papel y además, a ello se le sumaba que al ser réplicas, ya teníamos hecho el proceso de análisis, conocíamos bien a los emprendedores rurales y sabíamos las capacidades de los alojamientos.
Con todo ello, apostar por replicar nuestras experiencias en 2023 parecía la opción más válida, y de hecho, sigo considerando que era la mejor opción de todas las que teníamos al empezar el año. Pero, si trabajas dentro del mundo de la estrategia, la planificación o simplemente eres una persona que respira, pues sabrás que eso que planeas y lo que termina sucediendo finalmente, no siempre se cumple.
Además, hacerlo era también un compromiso (que ahora es más fuerte si cabe) con los emprendedores rurales, con sus proyectos y con el territorio en el que trabajan en su día a día.
Pero, incluso en los momentos en los que te sientes ‘mejor preparado’ puede haber fallos, factores externos o decisiones que te lleven a no tener éxito en tu desempeño.
¿Qué pasa cuándo las experiencias no salen?
Imagino que ésta es la pregunta del millón ¿No? Y supongo (aquí con tanto imaginar y tanto suponer se está viendo mi ‘piel de economista’) que también es uno de esos ‘temas tabú’ de los que a veces no se habla con la suficiente transparencia.
Nadie quiere poner… rara vez se ponen encima de la mesa las caídas y los momentos de fallo, sobre todo cuando tienen que ver con negocios. Entiendo que hay, o se pretende que haya, una especie de aura de protección que nos lleva a esa frase del famoso meme ‘Si no miras no está’, pero siendo francos, da igual que mires o no, la realidad está ahí, va a llamar a tu puerta y te va a dar un bofetón en toda la cara (o un ramo de flores, si el resultado ha sido bueno)
Bajo mi punto de vista, si las experiencias no salen hay que asumirlo, interna y externamente, claro que esto es una visión personal, ya que lo primero es algo que asumimos per se (asumirlo de forma interna), pero lo segundo (asumirlo de forma externa) suele ser más complicado y la razón de ello, como de muchas otras cosas, es que nos expone.
Para entrar más de lleno en este punto, justamente este año habíamos tenido algunas llamadas con proyectos amigos que estaban en una tesitura ‘similar’ a la que nos encontramos nosotros ahora mismo: las experiencias no salían.
Quizás esto último tendría que haber activado alguna alarma dentro de nosotros, quizás era una señal de analizar con más profundidad el ¿Qué va a pasar el día que no las vendamos? y quizás hubiera sido bueno detenerse un poco más.
Claro que, en las otras ocasiones también tuvimos momentos de atasco, pequeñas ‘crisis’ porque los tickets no salían e incluso momentos de inflexión bastante acentuados… pero al final, los tickets se vendían. Quizás, esta es otra de las claves donde hay que detenerse: ‘que algo te funcione en ocasiones, no significa que te vaya a funcionar siempre’
Si las experiencias no han salido adelante, se debe en parte a que no hemos conseguido implementar al cien por cien nuestro modelo de captación, que está orientado, también al cien por cien, a personas que trabajan en remoto (bueno, o personas que tienen negocios, estrategias ó ‘cosas’ que les permiten trabajar desde dónde quieran) Por otra parte, la cancelación de las experiencias llega por dos motivos principales:
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Caídas de ‘última hora’ de varias reservas, de golpe, en el caso de Pueblos Remotos Fuencaliente (a lo que se suma una baja conversión de las personas que se habían animado a rellenar nuestro formulario de participación en esta experiencia en concreto)
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Una conversión bastante baja entre las personas que se han inscrito interesadas por las experiencias y las que realmente han cerrado llamadas con nosotros (o han pagado para reservar su plaza)
🚨 [Nota] El proceso de conversión que seguimos en Pueblos Remotos tiene varias etapas diferenciadas:
1) Impacto > 2) Consideración > 3) Inscripción (se registran a través de nuestro formulario de participación en las experiencias) > 4) Entrevista (tenemos una llamada personalizada con cada persona) > 5) Reserva de la plaza > 6) Participación en la experiencia.
Como podrás intuir sin tener que ser Sherlock Holmes, las cancelaciones vienen al no convertir el número suficiente de personas para realizar nuestras experiencias y que en nuestro caso (y para estas dos, concretamente) es de 8 personas.
Es aquí donde entra la parte de la estrategia.
No vender, es fallar
Suscribo todas y cada una de las letras que componen la frase de este subtítulo.
Vender una experiencia no es algo sencillo y aquí tampoco te voy a mentir (sobre todo siendo el ‘responsable de estrategia digital’ del proyecto), puedes tener el proyecto más bonito del mundo, pero si no ‘vendes’, has fallado, y no vender estas experiencias es un fallo en toda regla.
Este fallo puede venir provocado por múltiples motivos, como te decía en los primeros párrafos, pero es un fallo.
Cuando planificas y creas una estrategia para vender, lo que sea, siempre tienes que tener en cuenta puntos de control como:
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¿Qué pasa si aquí no he vendido ‘X’ tickets?
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¿Qué tipo de contenidos vamos a implementar?
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¿Dónde ponemos el foco de la publicidad o las ads?
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¿Qué variamos para intentar convertir mejor?
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¿Dónde y cómo le podemos dar más relevancia a las publicaciones?
Probablemente, subestimé los resultados de las experiencias anteriores, confié en que muchas cosas se fueran a ‘repetir’ y a que la maravillosa red de contactos profesionales que tenemos alrededor, volviera a ‘obrar su magia’ para hacernos llegar al número de tickets necesarios para poner en marcha las experiencias.
Lejos de esa realidad, el resultado ha sido otro completamente diferente y hay muchas cosas que nos han fallado:
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La red de contactos que hemos construido ayuda muchísimo, pero no es suficiente por sí sola.
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Conseguir conversiones con este ticket medio (1250€ por experiencia) es un trabajo arduo y delicado.
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Tener conversiones sólidas basadas en contenido orgánico (mayoritariamente) es como jugar a waterpolo con una mano atada a la espalda, se puede, pero…
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Centrar la estrategia en algunas herramientas que nos habían funcionado muy bien, como LinkedIn, que ha bajado muchísimo su alcance, no han ayudado a mejorar esas conversiones.
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Poner en marcha la promoción de dos experiencias muy próximas en fechas, tampoco ha sido la decisión más acertada (septiembre y octubre)
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El ‘multi-perfil’ del mundo ‘emprendedor’ es algo que tampoco ha ayudado a mantener el foco (de esto te hablo justo a continuación)
Estos que puedes leer, son sólo algunas ‘reflexiones en voz alta’ de muchas otras que tendré que sacar (junto con Elsa) a modo de aprendizaje de la cancelación de estas dos experiencias.
Dos para todo y… eso, dos para todo (jajaja)
En este punto, que quiero comentar de forma breve, sólo quiero poner de manifiesto (y que conste que no es ni una queja, ni nada por el estilo, es la realidad, una vez más) la realidad que viven muchos emprendedores/empresarios en su día a día.
Todo lo que ves, o todo lo que intuyes: gestión, logística, creatividad, finanzas, comunicación, diseño (hasta un punto), análisis, propuestas, formación, consultoría, facilitación y alguna que otra cosa más… solo tiene detrás a Elsa Rodríguez y a un servidor.
No sé si es algo de lo más común, pero en alguna que otra ocasión he visto la ‘cara de sorpresa’ de otras organizaciones, profesionales o medios cuando nos preguntan ‘quiénes están detrás del proyecto’
Y esa es la realidad con la que ‘jugamos’ nuestro día a día y con la que tenemos que gestionar, además de las experiencias, otras líneas de negocio que estamos poniendo en marcha desde Pueblos Remotos.
Por suerte y en este sentido, es una lección aprendida y durante esta segunda mitad del año se van a sumar más manos al proyecto, para echarnos una mano a construir un proyecto mejor. A esas manos se suma también la colaboración de muchos amigos que siempre están ahí asesorándonos, apoyando o trabajando codo con codo con nosotros.
Un claro ejemplo son Gonzalo Fernández, el prescriptor con el que cualquier proyecto sueña, Lara Hernández, que está haciendo una facilitación fenomenal del proyecto ‘The Break’ en Agaete (Gran Canaria) ó la reciente colaboración que estamos haciendo con We The Root (Bea y Andrea) para mejorar la gestión de nuestra comunidad.
Un compromiso con la comunidad
Quería darle una vuelta a todo esto, volviendo al principio. Si apostamos por hacer las réplicas de Fuencaliente y Antigua fue por nuestra comunidad. Todas y cada una de las personas que han formado parte de Pueblos Remotos forman parte de nuestra comunidad (aunque no vuelvan a participar en una experiencia en el futuro) y por lo tanto, hacer estas dos réplicas era (y es) un compromiso con los emprendedores rurales y los alojamientos que confiaron en nosotros cuando les explicamos una idea ‘rematadamente loca’ y es un compromiso por el maravilloso trato que hemos recibido de todos y cada uno de ellos.
Nuestro compromiso va más allá de simplemente vender experiencias ó poner textos hablando de conexiones humanas en nuestra web: creemos en esas conexiones humanas en todos los sentidos.
Por eso, cuando dos de las personas que habían decidido venirse a una de nuestras experiencias (y no han podido hacerlo debido a las cancelaciones) nos preguntaron acerca de experiencias alternativas, les recomendamos, encantados, otros espacios de coliving ó experiencias ‘similares’ que les ayudarán a vivir esos momentos de retiro y conexión.
Como le dije a una de ellas durante una videollamada que tuvimos para explicarle el ‘por qué’ habíamos cancelado su experiencia: ‘Menuda mier** de mensaje estoy transmitiendo si no tengo 15 minutos para hablar con alguien que ha dedicado parte de su tiempo y su dinero en decidirse a venir a una experiencia con nosotros ¿qué clase de ‘conexión humana’ sería esa?
Lo que se viene
Pues, a pesar del golpe, que duele. Toca levantarse y seguir caminando y peleando, porque en el camino de la #RuralidadConectada nos quedan muchas batallas que luchar y ahora, desde el aprendizaje, sabemos que igual nos tendremos que retirar de alguna de ellas si es necesario, pero lo haremos con la cabeza bien alta y con toda la transparencia con la que siempre hemos construido todo esto.
Por si te sirve, esta era una de las canciones que escuchaba mientras redactaba estas reflexiones