El año pasado, concretamente en octubre de 2022, compartía contigo un blog post que no sabía que terminaría convirtiéndose en una serie de artículos: Emprender desde la ruralidad: ejemplos de Pueblos Remotos (Parte 1)
Pero la realidad, es que después de darle una vuelta al planteamiento, y tal y como te ponía por allí, me parecía más atractivo presentarte los proyectos bajo diferentes categorías.
Si a través de ese blog post te hablaba sobre lo que supone emprender, porqué para nosotros es de vital importancia contar con emprendedores rurales en nuestras experiencias y me centraba en los alojamientos con los que colaboramos en Icod de los Vinos, Antigua y Fuencaliente, hoy quiero hablarte por aquí de proyectos que priman la agricultura ecológica, la permacultura y el sector primario en particular.
Sin ecología, no hay economía
Hay una imagen, muy sencilla, que se me quedó grabada en la memoria cuando estaba en la Facultad de Ciencias Económicas. No recuerdo exactamente la fecha, pero tuvo que ser en torno al año 2008. Allí estaba yo, sentado en medio de la típica aula de universidad, para asistir a la primera clase de ‘Economía del Desarrollo’ (impartida por Federico Aguilera Klink)
Antes de dar comienzo a la clase, Federico dibujó dos círculos en la pizarra, uno dentro de otro: el círculo más grande tenía dentro la palabra ‘ecología’ y el círculo más pequeño tenía dentro la palabra ‘economía.’ A continuación, nos dijo una frase similar a esta:
Fue algo que se me quedó grabado, porque tiene todo el sentido del mundo, la economía se rige, principalmente, por los recursos que extraemos del medio natural (ecología) y que luego transformamos para comercializar con ellos. Por lo tanto, sin ecología (y/o la regeneración de la misma) no hay economía.
Entender lo que producimos para vivir mejor
La premisa anterior no la quería utilizar como una anécdota que se quedará ‘descolgada’ en medio de este artículo, era una pequeña historia para introducirte otro principio fundamental y algo que hemos ‘re-aprendido’ con todas nuestras experiencias: ser conscientes de que lo que producimos, nos ayuda a tener una mejor calidad de vida.
Consumir, y cultivar, productos ecológicos tiene un impacto positivo en nosotros, en nuestro entorno y genera economía circular.
Por ese motivo, en Pueblos Remotos hemos contado siempre con proyectos vinculados a la tierra, ya que creemos que entender cómo funcionan estos procesos es fundamental por tres razones:
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Nos transmite la importancia de los ciclos: preparación, cultivo, recolección, regeneración, tiempos, etc.
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Nos vincula al territorio y a la peculiaridad de los cultivos que se producen en el mismo.
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Nos ayuda a entender el vínculo que se genera entre el proyecto y la persona (o las personas) que lo están desarrollando.
Agricultura, permacultura y sector primario
Los momentos que hemos pasado entre cultivos y huertas en nuestras experiencias nos transmiten un montón de olores, sensaciones y paisajes diferentes. Ya sea con la puesta en marcha de la permacultura en un territorio desértico por parte de Verdeaurora, el cuidado y la elaboración de semilleros de Finca La Costa o la plantación de olivos por parte de Palma Oliva Almazara.
Las historias que hay detrás de estos tres proyectos vienen del arraigo, a la tierra y a la familia, y todos ellas son dignas de contar:
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Finca La Costa: la historia de Toñi, promotora del proyecto ‘Finca La Costa’, es una historia de arraigo familiar. Como ella misma nos decía: ‘yo he trabajado en muchos sectores, pero todos ellos siempre me han traído de vuelta a la tierra.’ El proyecto de Toñi (Actriz Local en Pueblos Remotos Icod 2021) viene a consecuencia de un vínculo familiar con su finca, propiedad de su familia desde hace muchísimos años, y su inquietud de plantar productos ecológicos de temporada. Además, ha sabido introducir y darle mucho ‘mimo’ a la producción de ‘flores comestibles’, así como a la producción de semilleros, algo fundamental para conversar las semillas autóctonas de los cultivos que siembra.
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Verdeaurora: Verdeaurora es una proyecto que aúna la permacultura, el cultivo de aceite y aloevera, y el alojamiento rural, ubicado en el municipio de Antigua (Fuerteventura) Aurora, su actual directora, es la tercera generación que se hace cargo de la finca. Su historia, como la de muchos canarios, viene después de haber pasado una temporada estudiando y trabajando fuera de las islas. Después de vivir una experiencia de trabajo en Australia, ella decidió que era momento de ‘volver a casa’ y empujar el negocio familiar con otra perspectiva, uniendo tradición e innovación en lo que hacen.
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Palma Oliva Almazara: Palma Oliva es el ‘último’ proyecto de un emprendedor incansable del municipio de Fuencaliente (La Palma): Juan José Santos. La historia de los olivos de Juan José y la posterior producción de su aceite, viene de un momento aciago. Después de un incendio (2009) y una ‘riada’ (2010), la familia de Juan José perdió un montón de terrenos de cultivo de viñedo. Su respuesta, ya en plena edad de jubilación, no fue la de bajar los brazos y abandonar esos terrenos a ‘su suerte’, si no que se decidió por probar un nuevo tipo de cultivo y por poner en marcha una de sus inquietudes: la producción de aceite de oliva. A día de hoy, Palma Oliva no sólo produce un aceite de excelente calidad, si no que cuenta con su propia almazara y local de distribución.
En este segundo blog post de la serie: ‘Emprender desde la ruralidad’, he querido hablar de la importancia del sector primario y de la ecología. En los próximos artículos te seguiré hablando de proyectos con ‘alma’ y que mantienen las tradiciones de pequeños rincones de nuestra tierra.
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