¿Qué hay después de vivir una experiencia de trabajo remoto?
Artículo escrito por Gonzalo Fernández, participante en Antigua Remoto
Noviembre de 2021, comienza la aventura
Hace alrededor de cinco meses estaba preparándome para vivir mi segunda experiencia de trabajo remoto fuera de casa (ya que llevo alrededor de 4 años trabajando como freelance por proyectos y en remoto). Después de Sende, mi primera experiencia, iba sabiendo un poco las cosas que me podía encontrar. Aunque como dice la frase que tanto me gusta: people make places. Así que “no hay ni una segunda experiencia en un mismo lugar que sea igual si cambia la gente”.
Me embarqué en Pueblos Remotos (edición Antigua) cuando todavía estaba en Senderiz (Sende). Es más, la entrevista con Elsa y Carlos la hice desde allí. Y me embarqué porque me apetecía conocer más el turismo rural de las Islas Canarias y más específicamente de Fuerteventura, ya que yo había vivido el típico sol-playa-todo incluido de allá. Una de las cosas que más me llamaron la atención fue que, además de hacer “tu trabajo”, podías ayudar a emprendedores locales a mejorar su negocio.
Emprendedores locales y conexiones que perduran
Y fue ahí donde aparecieron Malole y David. Ellos son el cuerpo y el alma del Hotel Rural Era de la Corte. Mi idea inicial era ayudar a otros proyectos locales que me parecían más atractivos. Pero la conexión que creamos con ellos (en mi caso yo ni me alojaba en su casa) fue lo que me llevó a ayudarles con su reto. Su reto era mejorar su página web, para así tener más reservas. Como no tuvimos tiempo de terminarla durante los 21 días que dura Pueblos Remotos, decidimos seguir apoyándolos unos meses más para que su nueva web se publicara y tuvieran la independencia de gestionarla ellos mismos. A día de hoy ellos ya trabajan igual que antes de nuestra llegada a Antigua, pero con su nueva web. Este trabajo no se podría haber llevado a cabo sin el equipo, que lo formamos: Jana, Alejandro, Lucía y yo.
En Antigua Remoto también aparecieron dos personas de Madrid, de donde soy yo. Ellos son Lucía y Luis, o como bien los rebautizó David (ya os lo presenté antes), como Hulia y Hulio. Porque en la edición de Antigua todo giraba en torno a Julio (cuando se creó, el nombre con el que sustituíamos al nombre real de la persona cuando no recordábamos su nombre o si estábamos de cachondeo). Y esa buena conexión ha hecho que cada vez que paso por Madrid (cuando escribo estas líneas vivo en Valencia) haya una cena con los Hulios, en sitios donde Lucía y Luis conocen bien (y donde se come muy bien).
En Casa Flor se valora(ba) la tranquilidad
Alejandro fue mi compañero de habitación, y a parte de crear El Blues del Coche Eléctrico (próximamente en sus mejores plataformas) fue mi compañero de frikadas, risas y momentos de té/infusión al final de cada jornada en el lugar dónde nos alojábamos (Casa Flor). A estos momentos de paz y tranquilidad también se unía normalmente Elsa, y algunos trabajadores remotos pasaban por allí de vez en cuando. Pero el núcleo principal que valoraba la tranquilidad de esos momentos de la casa éramos Alejandro, Elsa y yo. Imaginad 14 personas todo el día para arriba y para abajo, teletrabajando y haciendo actividades con emprendedores locales. Y siendo Casa Flor donde más gente había alojada (ya que era donde dormíamos en habitaciones compartidas) imaginaros cómo de necesarios eran esos momentos de tranquilidad. En verdad, el té/infusión era la excusa para estar en calma.
Pero esos momentos de calma nos llevaban a estar relajados. Y esa relajación nos llevaba a momentos de charlas muy divertidas, abriendo muchos melones. Por ello, cuando volvimos a “la realidad” decidimos quedar a tomarnos esos tés/ infusiones de manera virtual. Lo intentamos hacer con una frecuencia mensual. Alejandro desde San Francisco (ahora en Bogotá), Elsa desde Tenerife y yo desde Valencia. Hemos sido capaces de mantener la esencia de aquellos momentos. Y a raíz de esas charlas de Zoom (y las interminables conversaciones por audio en WhatsApp con Elsa) se nos ocurrió grabar esas charlas para que nuestros compañeros de Antigua (conocidos como los AntiWers) pudieran disfrutarlas también. Y ahí fue donde pensamos “¿y si creamos un podcast?”.
Aquí tenéis la respuesta con lo que hemos creado; ya tenemos el primer capítulo y nos hace mucha ilusión compartirlo con tod@s vosotr@s.
(Si no tienes Spotify también puedes escucharlo en otras plataformas desde Anchor)
La frecuencia será mensual (como solíamos hacer en nuestras videollamadas). Después de que hayamos escuchado y vivido este primer capítulo, nos quedamos con lo más emocionante (y bonito): los tres nos sentimos igual que en esos momentos en Casa Flor, así que esperamos que ustedes lo disfruten tanto como nosotros.
Decir que una de nuestras mayores fuentes de inspiración a la hora de realizar nuestro propio podcast ha sido la gente del podcast No tiene nombre, así que también os lo recomendamos.
Convertirte en embajador de los proyectos que te gustan
Me gusta implicarme en los proyectos que me gustan y que están alineados con mi propósito. En este caso, Pueblos Remotos cumple una parte de mi Ikigai “Ayudo a empresas sociales, y de salud, a transformar sus ideas en productos digitales a través de consultoría tecnológica”. Por lo tanto, era fácil que me convirtiera en su embajador (de manera desinteresada). He hecho mucha recomendación boca-oreja porque creo que merece mucho la pena la experiencia. También lo he compartido en Malt, una plataforma de freelancers donde trabajo mucho y con la que estoy super identificado también. Volvemos otra vez al origen: people make places. Además, desde Pueblos Remotos se me ha dado la oportunidad de impartir una charla sobre productividad (Productivity Hacks) que me quedé con ganas de compartir de manera física en Antigua. Con estas píldoras intentamos dinamizar la comunidad de Pueblos Remotos, que está compuesta por la gente de la primera edición (en Icod de los Vinos, Tenerife) y de la segunda edición (la nuestra, que fue en Antigua, Fuerteventura).
Junio de 2022, ¿Fuencaliente o Antigua?
La siguiente edición tendrá lugar en Junio del 2022 en Fuencaliente, La Palma. Y aquí tengo la duda que surge en el título de esta sección: ¿ir a Fuencaliente como repetidor, o ir a visitar a la gente de Antigua en verano?
Ambas oportunidades surgen por la buena relación que mantengo, tanto con el equipo de Pueblos Remotos, como con el equipo del Hotel Rural Era de la Corte. Mi idea inicial era visitar a Malole y David, y pasar un tiempo allí, pero también está la opción de visitar a Elsa y Carlos con motivo de la tercera edición de Pueblos Remotos. Y de hacer un voluntariado con los afectados del volcán de La Palma, cosa que ya quise hacer incluso estando en Fuerteventura.
¿Qué pasará? Nadie lo sabe; pongámonos en el río de la vida y dejémonos fluir.
Como conclusión me gustaría decir una frase que he escuchado en el informativo diario de Ángel Martín: “Todos queremos cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo”. Ser agente del cambio empieza por nosotros mismos.
¡Happy #remoteworking en la #RuralidadConectada!
Gonzalo Fernández