El tesoro de la Reina Lupa - Pueblos Remotos Carnota

Quiso la tradición que un «campo» de estrellas guiara los designios del apóstol Santiago hasta El Pedrón, el ara romana dedicada a Neptuno, el dios de los mares. Después vendría, como no podía ser de otra forma, la vieira o Pecten jacobaeus, unida indisolublemente al bordón del peregrino desde que la diosa Venus legara sus dones a este bivalvo convertido en símbolo de la ruta Xacobea. Y, entre ambos, una historia menos conocida pero igual de mágica que aderezó el relato sagrado de Santiago con toques profanos. Un cuento pagano en el que lo real y lo imaginario se funden en un abrazo onírico que nos transporta a un reino regentado por la que muchos creen una divinidad del Olimpo celta, la reina Lupa… 

Comenzaba a despuntar el mes de mayo en el concello de Carnota cuando un hecho inesperado llegó a perturbar la rutinaria tranquilidad de las gentes de estos lares. Los omnipresentes toxos de esta extraordinaria tierra, bendecida por las mieles del jardín de las Hespérides, erizaban su retamo espinoso en señal de alerta mientras que las nieblas descendían desde la cúspide de las montañas para hacer acto de presencia en los acontecimientos. Era un día lluvioso, nada raro, pero los vientos del norte azuzaban las laderas yermas del Monte Pindo y la línea del horizonte se distinguía vagamente, perturbando los sentidos. 

Poco a poco, serpenteando entre hórreos y casonas seculares de piedra, fueron apareciendo vehículos en dirección a la aldea de Panchés. El trajín era incesante, aunque espaciado en el tiempo, y el rugir de los motores remontando las cuestas se propagaba por las vaguadas varios centenares de metros. No cabía duda de que algo estaba ocurriendo. Una anciana, extrañada aunque bien avenida, se asomaba a través del dintel de la puerta tratando de escudriñar qué estaba pasando en los andurriales.

Fotografía durante el Taller de Pintado de Cerámica con Nacho Porto

Mientras tanto, en la parte alta de Panchés, en un lugar llamado Aldea Soma, iban llegando personas procedentes de los orígenes más diversos. El júbilo y la algarabía eran la nota predominante, como si todas ellas se conociesen desde hacía lustros y volvieran a reencontrarse pasados los años. Unas hablaban emocionadas, las otras asentían y respondían igualmente conmovidas, y los tonos de las voces se modulaban en un crescendo que nada tenía que envidiar a los fragmentos más enérgicos de la novena sinfonía de Beethoven. Así, al fragor de la conversación, los sentimientos fueron silbando melodías sugerentes hasta bien entrada la noche, como si de las sirenas de Odiseo se tratase, creando una especie de bálsamo de Fierabrás del que beberían durante las siguientes tres semanas hasta la embriaguez del espíritu…

Este es el prefacio de la historia de Pueblos Remotos en Carnota, un rincón de la Costa da Morte que consiguió hechizar a todos los integrantes de esta aventura rural capaz de embrujar a los más avezados sorteadores de la magia de la vida. Una historia en la que Finisterre no fue final, sino principio; en la que el hogar de «Porto» no resultó ser refugio de marineros sino fragua maestra de la arcilla; en la que en las macetas no germinan flores sino ideas; en la que los peces no son pescados sino pensados, inspirando las almas de los más jóvenes; en la que Alí Babá no grita «¡Ábrete, Sésamo!»sino «¡Sálvate, Océano!»; y en la que todo lo que acontece es irremediable y magníficamente capturado por el mejor de los remedios…

Cuenta la leyenda que la reina Lupa gobernaba las tierras donde fue a arribar la barca que portaba el cuerpo del apóstol Santiago y que habitaba en el castillo de San Xurxo, en el Monte Pindo. Tras su muerte, según se narra, fue enterrada en lo alto del monte, bajo A Moa, la gran mole rocosa con forma de muela que lo corona, junto con un gran tesoro defendido por gigantes de piedra. Muchos han tenido la tentación de buscarlo y ninguno la suerte de encontrarlo aunque, dicen las lenguas remotas que, una noche de mayo, durante la luna llena, muchos encontraron el verdadero tesoro de la reina Lupa…

Nota:

📋 Lea las instrucciones de este relato, le ayudará a entender lo que se vivió en Pueblos Remotos Carnota.

🧪 La historia narra una experiencia mágica. Tenga cuidado, puede tener la tentación de querer vivirla.

🧑🏼‍⚕️ En caso de duda consulte a Pueblos Remotos.

INSTRUCCIONES DE USO:

Pueblos Remotos Carnota ha sido toda una experiencia de vida… Ceci, Kino, Toño, Petra, Gabri, Lupe, Josep, Tomás, Carlos, Elsa, Javi, José Miguel… Seguramente nadie de entre las personas que hemos formado parte directa de este coliving - tanto participantes como organizadores o líder local -, pudimos imaginar la magnitud de lo que iban a significar las tres semanas de convivencia en este lugar único de la Costa da Morte. Y decimos «formado parte directa» por una simple cuestión formal, porque nada hubiera sido igual sin otras tantas personas inolvidables de la zona que sentimos como parte fundamental de esta preciosa aventura en Galicia, hasta el punto de haber creado una gran familia  de «remotiñ@s» (por aquello del gallego).

Los primeros días ya nos dejaron huella. Esa primera puesta de sol en Aldea Soma - nuestro espacio de coliving y coworking, ubicado en el poblado de Panchés -, los momentos de la recogida simbólica de basura en la playa, aquel atardecer mágico en el cabo de Finisterre… Y, también desde el inicio, la inmersión en el reto local de desarrollo «Carnota Conecta», ideado e impulsado por un grupo de alumnos y alumnas de 4º de la E.S.O. del IES Lamas de Castelo bajo la batuta de Javier Boquete, experto en emprendimiento y márketing, enamorado de Carnota y la persona que nos ha servido de guía y llave maestra en nuestra inmersión en el territorio en esta edición de Pueblos Remotos.

Entre medias vinieron los talleres con emprendedores y emprendedoras locales. El taller de grabado en linóleo en A Maceta (Muros), el espacio multifuncional y creativo de la arquitecta Alba Fernández, donde creamos un mural con nuestra particular selección de las siete hierbas de San Juan; la visita al taller en Cornido de Nacho Porto, el genial ceramista que nos introdujo en su arte a través de la decoración de platos de porcelana; o el taller de reutilización artística de basuras encontradas en la playa con ALI VAVÁ, de la mano de la magistral artista Alicia Vázquez y de Sven, una de las figuras más importantes de la recuperación del litoral de la Costa da Morte tras el desastre del Prestige. Precisamente en este taller creamos, de manera conjunta y colaborativa, un pez gigante que se convertiría en uno de los símbolos de nuestra estancia en Carnota y que, en un acto público de presentación del proyecto «Carnota Conecta», entregamos como regalo al IES Lamas de Castelo. 

PR 24 - El ‘pescadito’ que creamos con el Taller de Arte Reciclado de Ali Vavá

A todo ello se unieron las píldoras de Skill Sharing en el espacio de coworking, las clases de pilates de Nerea Astorga, las family dinners que acabaron mutando a family lunchs, aquella parrillada al atardecer, los paseos por la playa, las visitas a los restaurantes locales para degustar la gastronomía local, las mañanas de coworking en A Maceta, el «baño de arte» de la Costa da Morte en el espacio Stoupa, las mágicas ascensiones al Monte Pindo, las fiestas de Nosa Señora dos Remedios Vellos de Lira, la emotiva sesión de feedback en Boca do Río o las múltiples excursiones a lugares de ensueño como el castro de Baroña, el bosque y el castro de Mallou, el monte Louro, el Bico do Santo… Todo ello compartido con personas maravillosas que habitan este rincón de Galicia: Ali, Sven, Nerea, Marcelo, Ramón, Stefania, Alba… y, cómo no, ¡quienes integran la agencia de márketing Remedia!, Nuria, Santi y Alba que, con su bonita mirada y profesionalidad han plasmado a la perfección todo lo vivido durante las tres semanas en Pueblos Remotos Carnota, además de regalarnos su simpatía y transmitirnos sus valores y el amor por su tierra. 

Y como toda historia de cuento tiene un broche de oro para el recuerdo, una de las últimas noches nos obsequió con una increíble luna llena… No sabemos si fue el conjuro de la queimada que nos preparó Gabri, nuestro multifacético gallego, las hechizantes vistas del reflejo de la luz de la luna sobre las aguas del océano desde un peñasco del Camiño dos Costados o el ritual que nos tenía reservado Elsa al llegar a ese punto, que hizo volar, de una forma muy peculiar, nuestros deseos hacia el cielo estrellado, pero hubo algún tipo de encantamiento que nos atrapó definitivamente y nos unió para siempre a este bello lugar llamado Carnota.

Carlos, Elsa, mil gracias por haber conseguido que todo esto fuera posible…

¡Remotiñ@s!

José Miguel Barrantes

Geógrafo y especialista en desarrollo rural, desde hace años es colaborador habitual de medios como VIAJAR, TRAVELER, Guía Repsol o Gente Viajera de Onda Cero.

Recientemente ha creado DimeDóndeVoy #dimedondevoy, un buscador de ideas de viaje por España y Portugal.

https://www.dimedondevoy.com/
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