Artículo escrito por Carlos Jonay Suárez Suárez, cofundador y responsable de estrategia digital de Pueblos Remotos
A lo largo de todos estos meses hemos ido generando un montón de contenido sobre Pueblos Remotos: nuestras experiencias, nuestros objetivos, nuestro impacto o la importancia de nuestros retos.
Te hemos hablado de nosotros, de las personas que vienen a teletrabajar, de los actores locales y de los fenomenales entornos en los que vivimos durante veintiún días.
También le hemos dado voz a ellos, teletrabajadores y actores locales, para que nos cuenten desde su perspectiva ‘cómo es’ vivir una de nuestras ediciones.
Pero aún nos quedan un montón de cosas que contarte, como por ejemplo, qué supone vivir una de nuestras experiencias en términos de aprendizaje personal y profesional.
La Ruralidad Conectada también es aprendizaje
Aprender es una de las facetas más importantes de nuestra vida. Lo hacemos de forma innata desde que nacemos y vamos mejorando el proceso a medida que nos desarrollamos.
Dentro de nuestra ‘mochila’ vamos metiendo experiencia, anécdotas, sustos, errores y aciertos, y la suma de todo nos ayuda a crecer y mejorar como personas.
Uno de los objetivos que buscamos con la Ruralidad Conectada, es precisamente ese: crecer, y mejorar, rodeado de personas que tienen inquietudes similares a las nuestras.
Durante los veintiún días que dura una experiencia de Pueblos Remotos, se comparte muchísimo: consejos profesionales, uso de herramientas, higiene postural, libros que te flipan o incluso tu té favorito (bueno, eso se lo dejamos para Gonzalo, Elsa y Alejandro)
Bromas aparte, hay varios componentes esenciales que permiten que el aprendizaje se genere y se comparta de forma natural durante nuestras experiencias:
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El entorno: la tranquilidad, la calma y el ritmo de los entornos rurales, nos ayudan a encontrar espacios para el diálogo, para reflexionar, para cooperar y para escuchar. Es una atmósfera única, en la que se consigue conectar mucho mejor que en otros entornos más ‘saturados’, como pueden ser los urbanos.
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La convivencia: convivir con otras personas ayuda a tener un espacio para conversaciones interesantes, ya sea durante un coffee-break, preparando la cena o dando un paseo por algún sendero cercano. Tener la oportunidad de hablar y compartir con otras personas es uno de los mejores aprendizajes que existen.
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Salir del círculo: conocer otros perfiles (personales y profesionales) también es algo que nos ayuda a aprender. Sus historias, sus conocimientos, del medio, o del entorno, escuchar perspectivas diferentes a las nuestras; o adquirir nuevos conocimientos fuera de nuestro campo, por el mero hecho de hacerlo, es algo muy sano y cien por cien recomendable.
Aprender, mucho más allá de lo personal y lo profesional
Parece que siempre estamos empeñados en poner barreras, o en segmentar diferentes partes de nuestra vida, como si no fuera posible que ambas convivieran sin problema, y no nos quedará más remedio que etiquetarlas.
Si hago un poco de retrospectiva y analizo con detalle ‘qué aprendizajes’ se generan durante un Pueblos Remotos, puedo decir que son la combinación perfecta entre lo personal y lo profesional. De hecho, puedo hacer esta afirmación porque he estado sobre el terreno y lo he podido observar con mis propios ojos. Ser consciente de cómo hay personas que se ayudan, tal vez sin darse cuenta. Personas que transmiten, y personas que escuchan, personas que hacen y personas que siguen, en definitiva, que se van generando ‘pequeñas cadenas’ de aprendizaje a diario.
Lo que quizás te estarás preguntando, es, ¿Vale, pero qué tipo de aprendizajes se generan? A lo que yo podría responderte con un ambiguo ¿Y cuáles no? Pero, no te preocupes, que no me voy a quedar ahí.
La lista de cosas que se comparten, y de las que se aprenden, es casi tan larga, como las experiencias y aprendizajes que transmiten las personas que forman parte de nuestra ‘pequeña familia’, pero por poner algunos ejemplos:
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En todas las ediciones de Pueblos Remotos hemos aprendido mucho de recetas y de todo lo que tiene que ver con comida: recetas tradicionales de Icod y de Antigua (o de Tenerife, o Fuerteventura, en general), recetas, o platos, de diferentes zonas del mundo; recetas veganas (y ecológicas) o hasta de postres ‘frikis’ japoneses.
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Si seguimos con la gastronomía, sabemos mucho más que antes del mundo del vino, del aceite, la miel, o del queso, desde cómo se elaboran, hasta cómo degustarlos.
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Sabemos mucho más sobre el mundo agrícola, sobre semilleros, tipos de plantaciones, épocas del año para plantar o cómo es importante hacerlo de un modo determinado.
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Aprendimos por qué es importante darle una segunda vida a animales abandonados y por qué es importante seguir cuidándolos y manteniéndolos sanos.
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Hemos trabajado con nuestras manos, desde hundirlas en la tierra, hasta ponerlas a coser un monedero cien por cien artesanal, y conocer, de paso, su valor real.
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Compartimos herramientas, consejos y recomendaciones sobre marketing, redes sociales, productividad, desarrollo, escritura y mil cosas más.
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Hay personas que ya saben ‘quiénes son’ el grupo ‘Parchís’ (sí, los del Cumpleaños Feliz)
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Nos hemos dado feedback en vivo, y en directo, sobre nuestros proyectos, presentaciones, clientes, trabajos o plataformas para encontrarlos.
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Nos hemos reído a carcajadas con mil anécdotas, historias y ‘clienteladas’.
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Hemos conversado corriendo, caminando, dándonos un baño en la playa o compartiendo una mesa al anochecer
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Disfrutamos del silencio viendo una puesta de sol.
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Sabemos más de las constelaciones, del ciclo de vida de las abejas o de los usos del aloe.
En definitiva, hemos compartido un montón de momentos que nos han ayudado a mejorar y crecer, al tiempo de que nos han dado la oportunidad de abrirnos más, de conocer otras perspectivas y aprender de las personas que nos rodean.
Me llevo ganas de repetir, pilas cargadas y mucha motivación. Me llevo ganas de integrar en mi día a día ser tan generosa como lo habéis sido conmigo vosotros, mis compañeros y los emprendedores locales. Me llevo ganas de conocer más emprendedores de otros lugares y poder absorber y aportar energía, ganas y cosas con ell@s. Beatriz Segura, participante en Icod Remoto.